Mi nombre es Java Sauer, quiero contarles un poco de mí y las razones por las que decidí participar de este emprendimiento. Tengo una inclinación muy fuerte por el arte y la estética entre mis estudios, decidí incursionar en el mundo de la cosmetología y en el año 2000, comencé a estudiar en la Escuela internacional de cosmetología de México, donde me especialice en cosmetología facial, también curse varios diplomados de Maquillaje Artístico y asesoría en Imagen. En 2002 estudie un curso básico de estilismo sobre pelucas de cabello humano.
En mi vida personal, comencé a acercarme mucho a mi religión, adoptando sus costumbres y normas y fue así que tuve mi primer contacto con el mundo de las pelucas, ya que las mujeres casadas de mi religión acostumbran cubrir su cabello, con sombreros, pañuelos o pelucas.
Cuando me case y comencé a cubrirme el cabello con peluca, comencé a buscar un equilibrio entre cubrirse el cabello y seguir siendo femenina y verse bien.
Una de mis motivaciones es esa, ayudar y asesorar a todas las mujeres que por distintas razones necesitan cubrir su cabeza con una peluca, sin perder su look natural y su feminidad.
Por ello, creo que esta empresa, es un aporte a las mujeres que necesitan usar pelucas.
Mi nombre es Esther Benmaman una de las socias y fundadora de The Hair Boutique y quiero contarles que este proyecto nace de mis propias necesidades.
Soy diseñadora de alta costura, siempre mi trabajo giro alrededor del mundo de la estética. Para mi lo visual siempre ha sido un elemento sumamente importante es por eso que cuando fui diagnosticada de cáncer de mama y supe que se me practicaría como parte del tratamiento quimioterapia una de mis mayores angustias fue perder mi cabello.
Sin embargo conocía a una amiga que por razones religiosas usaba peluca. Y ella compró para mí en el exterior una hermosa peluca que imitaba mi propio cabello. Cuando mi pelo empezó a caerse tal como el médico ya me había informado, yo misma corté mi pelo y de inmediato comencé a usar la peluca.
Al principio fue una sensación incómoda pero rápidamente me ayudo a mi nueva condición. El pelo dejo de ser un problema en mi tratamiento, nos acostumbramos ambos y asi pude enfrentar de mejor manera y con más fuerza y dignidad el proceso hacia la sanación.
Años después mi médico me contacto para que ayudara a otra paciente quien estaba muy complicada por la caída de su cabello. Por su trabajo debía verse bien y no quería que sus colegas notaran que estaba en tratamiento.
La ayudé a conseguir su peluca y fue increíblemente gratificante saber que este gesto había colaborado tanto a alguien a sobrellevar su enfermedad.